La política monetaria en México está supeditada, en esencia, a lo que suceda en Estados Unidos. El Banco de México (Banxico), a través de sus altos funcionarios, ya lo ha dicho por activa y por pasiva. Todos los esfuerzos de política económica, tanto monetaria como fiscal, están destinados a que México esté lo mejor pertrechado posible para aguantar los embates de un ciclo de subida de tasas en Estados Unidos, al cual Banxico tendrá que responder independientemente de cuales sean las condiciones internas de la economía mexicana.
Eso en esencia fue lo que nos vino a decir el gobernador de Banxico, Agustín Carstens, la semana pasada, cuando afirmó que si debido a los datos de Estados Unidos aumenta "sustancialmente la volatilidad y esto afecta al tipo de cambio podríamos hacer algún ajuste en nuestra política monetaria aun cuando por razones internas no fuera recomendable". Sobre los vaivenes del peso a los datos de Estados Unidos y su impacto en la política monetaria trata nuestra última colaboración a Excélsior titutalada "La danza del peso con la economía de EU" y que puede leer íntegro aquí o en la sección de Dinero de dicho periódico.